Gaia

Mosaico Glyptothek Munich (Aion y Gaia 200-250 aC) 

Página de referencia: Repertorio de Cultos y Mitos

Gaia o Gea es la tierra, vista como el elemento primordial del que brota todo, incluso los linajes divinos. De todas las deidades femeninas consideradas grandes madres, Gaia es probablemente la más antigua. Gaia nació del Caos, engendró a Urano (el cielo), las montañas y el Ponto (el mar). Después del nacimiento de Urano se unió a él y de su unión nacieron no poderes de la naturaleza sino verdaderos dioses: los seis Titanes, las seis Titanidas y los Cíclopes (Arge, Sterope y Brontë que eran divinidades ligadas al relámpago, el relámpago y al trueno). ). También de la unión con Urano nacieron los Hecatónquiros, gigantes de cien brazos. Urano, sin embargo, segregó a los Hecatónquiros y a los Cíclopes en las profundidades de la tierra, su madre. Esto no tenía por qué agradar a Gaia, que decidió vengarse instigando al menor de sus hijos, Cronos, a destronar a Urano. Para ello le proporcionó una hoz afilada con la que Cronos castró a su padre que estaba a punto de unirse a Gea. La sangre que brotó hizo fértil la tierra y, mezclada con las olas del mar, contribuyó al nacimiento de Afrodita.

Gaia representa no sólo la tierra sino también a los muertos, ya que aquellos que mueren regresan al útero de la madre tierra. Es fácil imaginar cómo la tierra, de la que todo brota, pronto fue considerada la madre universal, generadora primordial de todos los dioses. Posteriormente, partiendo de la concepción helénica que personificaba los diversos aspectos de la naturaleza, la figura de Gaia con sus características fue absorbida por otras divinidades como Deméter o Cibeles, que tenían, en comparación con Gaia, una tipología más humana y por tanto más cercana a El imaginario popular.

En Sicilia, había un santuario al aire libre, con un altar de Gaia, ubicado en Siracusa, justo en la punta de la isla de Ortigia, fuera de las murallas. De este santuario los marineros que partían tomaron una copa que luego fue arrojada al mar tan pronto como desapareció el último punto visible de la tierra, es decir, el escudo dorado del frontón del templo de Atenea (Ateneo, XI 462). Los restos de un santuario, en el que se asoció el culto a la diosa con el de Dioniso y Plutón, se encuentran en Morgantina, como hemos visto al hablar de Hermes.

 Extracto del Libro” Cultos de la antigua Sicilia” por Ignazio Caloggero ISBN: 9788832060102 © 2022 Centro Studi Helios srl

Representado

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